Non so se sia esatto definirlo sfizio, ma sicuramente è una gran soddisfazione figlia di quella linfa che dalle radici dello sfizio allunga e aiuta a far abbracciar le mani con il senso dell'esistenza come foglie intecciate della vite...
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VINOS DESDE ITALIA Ver artículos anteriores »
Nuestro columnista toscano, nos habla de los mejores vinos de Italia y extranjeros, según el Internacional Wine Awards´- Rome 2009, mejor conocido como el Oscar del vino.
Por Lorenzo Pansani, desde Roma(*)
La maravillosa opera “Divinidad” da nombre a cada una de las categorías de vinos ganadoras entregada durante la más importante competencia de vinos en Italia, The Internacional Wine Awards´- Rome, mejor conocida como el gran Oscar del vino. En este importante evento, son los votos de los profesionales del rubro vitivinícola los que empujan a un vino hasta la gran final, como nominados, para que sean luego los organizadores (algo así como la “Academia”) los que hagan el conteo final. La ocasión es ¡estratégica! De hecho su relevancia en los medios de comunicación, periódicos y televisión, es superior en importancia a cualquier otro evento de vinos. ¡Y único! porque el ganador se lo lleva todo, al igual que en los Oscar’s del cine. Roma es una ciudad perfecta para grandes eventos como éste. Entrega su belleza en cada esquina y continuamente presenta ocasiones para disfrutar las tradiciones culinarias, incluso aunque hoy más una mezcla de miles de culturas. Pero no hay paz cuando tienes dos días en ella, durante The Internacional Wine Award’s Rome 2009. Entonces, es tiempo de correr rápido, mientras lo que deseas es parar para ver, tocar y probarlo todo. El lugar de encuentro es el Cavalieri Hilton Theatre, una ventana sobre San Pietro (foto 2). Todos amarán estar allí y los snobs no serán de seguro los nominados. Son 11 categorías para vinos; para el mejor sommelier, la mejor carta de vinos y el reconocimiento del gran jurado. Valga destacar que en la categoría “Mejor vino extranjero”, por primea vez fue nominado un vino chileno: el Viu Manent Malbec Reserva 2007 del valle de Colchagua. Su reto sería enfrentar a dos monstruos, como el Riesling alemán de Joh Jos. Prüm 2002 y el Champagne S (Salon) Delamotte 1997. La Toscaza resultó ser la región con más premios, pero hubo muchos contrastes entre los nominados. Filosofías que delinear, períodos dispares de tendencias y gustos, donde la búsqueda por lo simple, pequeño y tradicional se enfrentó a la necesidad de grandes productores por encontrar sus espacios exclusivos dentro del mercado internacional. “El mejor vino blanco” fue Terre Alte de Livio Felluga, un productor histórico del Friuli, al noreste de Italia. El vino es una mezcla de friulano (ex tocai friulano) fermentado en madera, con pinot bianco y sauvignon blanc, ambos fermentados en acero. Éste es de esos vinos que logran mezclar la experiencia de generaciones tras generaciones con amor a la tierra y la complejidad junto con un fácil beber; en definitiva un buen compromiso para cada ocasión especial.
“El mejor rosado” fue Il Rogito 2006, de la comuna de Rionero in Vulture. Su cepa es Agliánico, plantada en las faldas del volcán Vulture, región de Basilicata, al sur de Italia. Este vino de la bodega (cantina) Notaio fue macerado dos días y luego criado 12 meses en barricas de tercer uso. Los rosados están poco a poco entrando cada vez más en el cómo los italianos enfrentan el maridaje con la comida. Antes considerado siempre como un “no vino”, ahora los podemos encontrar en menús en alianza con aperitivos, entradas, salames y tanto con productos del mar más elaborados hasta carnes blancas suaves. Este vino rosado toma toda su gracia de la cepa agliánico, tal vez la cepa italiana más internacional. Con pieles gruesas, taninos redondos y buena frescura, es multi facética y con gran personalidad, gracias a la mineralidad de los suelos alrededor del volcán Vulture (al igual que en la Campinia, no lejos de Nápoles -Taurasi DOCG-) lo que le aporta también fuerza y fruta profunda a los tintos de agliánico. Hoy, esta variedad también junto con Nero d’Avola representa una nueva oportunidad para que las bodegas del sur de Italia sean propuestas como alternativas de gran cuerpo, tan apreciadas en los mercados del norte de Europa y Rusia. El título de “Mejor tinto” fue para la mezcla Vigna d’Alceo 2005 (85% cabernet sauvignon, 15% petit verdot) de la bodega toscana Castello di Rampolla. Su consultor es Giacomo Tachis, el mismo del famoso súper toscazo Sassicaia. Los nostálgicos hubieran preferido un Sangiovese Chianti Classico en ese primer lugar, pero este fue un reconocimiento a la calidad que Italia puede ofrecer, cuando la filosofía biodinámica y bio se unen a la tecnología (algo de muy de moda, claro que cuando es posible). Sin embargo, los sangioveses sí tuvieron su revancha, ello gracias al Pian del Ciampolo, de la bodega Montevertine (creadora de otro mítico vino Chianti, 100% sangiovese, Pegole Torte). Pian del Ciampolo –con un pequeño porcentaje de canaiolo- fue premiado como “La mejor compra”. Este premio muestra como los vinos de tradicional factura y uvas nativas italianas están nuevamente emergiendo como buenas oportunidades de compra. El mundo del vino es tan rico y siempre moviéndose, y en períodos de crisis tal vez es más evidentes la brecha entre aquellas personas que vuelven a las tradiciones y aquellos que continúan sin descanso buscando cosas nuevas. Representando justamente lo nuevo estuvo el ganador del premio al “Mejor espumante”: Cà del Bosco Cuvèe Anamaría Clementi 2001, de Franciacorta, región de Lombardía, al norte de Italia. El chardonnay, más que otra cepas, fue la responsable de que se cumpliera este pequeño milagro de espumante italiano, nacido en una región que, además de ser muy joven, produce muy poco vino, pero que tiene una visión de marketing excelente. La zona está ganando notoriedad y se estima que competirá algún día con los grandes champagnes. ¡Ok! todavía estamos lejos de los íconos de Champagne, pero los espumantes de Franciacorta han comenzado su camino con uvas de mucha azúcar que entregan gran volumen en boca, debido a su clima más cálido que en Champagne. Y como resultado, además de excitantes, envuelven la boca desde el primer beso de la copa. Para entender bien a qué me refiero, deberían probar los vinos base de esta región. Por un lado pueden ser buenos vinos de mesa frutosos y por otro muy fáciles y frescos de beber, además de intomables por su muy alta acidez y salinidad mineral. Dejo a su imaginación volar, pero recordando que un vino elaborado con el método tradicional (champenoise) no puede ser definido como un vino, sino como un invento de la humanidad para combatir la adversidad de las condiciones climáticas de una región.
Hablando de espumantes, fue precisamente un Champagne extremo el que ganó la categoría “Mejor vino extranjero”. Me refiero al S (Salon), elaborado por la casa Delamotte a partir de uvas del mítico Cru Mesnil, un viñedo cuyo pueblo fue construido a su alrededor para no destruir su singularidad. S, el vino más famoso de este Cru, junto con Clos du Mesnil de Krug, reposa diez años sobre sus lías, de allí que este año estamos disfrutando recién su cosecha 1997. Efectivamente, no todos los años sale al mercado, es así como está es una de las 37 añadas que han sido embotellas de un total de 100, que ha producido su casa. Nada está escrito, pero pruébenla si tienen la oportunidad de conseguir una de sus botellas y, claro, si tienen el dinero que vale (cerca de 230 euros); prometo que aprenderán el significado de “¡nunca parar de beber más y más!”. La elección del “Mejor vino extranjero” pudo haber sido el momento para el malbec chileno, cierto, pero sin duda su verdadera victoria fue el haber estado compitiendo hombro a hombro por la categoría con otro vino mítico. El gran potencial de esta fantástica tierra, Chile, creo que será cada vez mayor, mientras toda su cultura del vino sea más conocida y apreciada. Porque el vino en solitario no es nada; necesita convertirse en el corazón de eventos familiares, de emociones, en un catalizador y amigo discreto de los chilenos. He visto en los últimos tres años un gran crecimiento del vino chileno en los menús de restaurantes italianos y europeos, éste es sólo el comienzo. Pero deben comenzar por creerse vuestro mito por casa, para que otros los sigan y sientan lo mismo. Otros premios entregados, incluyeron el de ”Enólogo del año” a Donato Lanati, quien ha sido definido como un científico antes que un enólogo, debido a sus estudios, reconocidos en todo el mundo sobre diferentes cepajes, en especial por el proyecto Enosis Meraviglia, un laboratorio moderno construido en una antigua granja donde el estudio de los secretos más ocultos de las cepas en diferentes terroirs alcanza el cielo. Donato se ha convertido en los últimos años en consultor y un promotor empedernido de las cepas de Piamonte, la nebbiolo y barbera; del noreste como gaglioppo (DOC Ciro) y greco di bianco (DOC Melissa) de la región de Calabria, al sur de Italia; sin olvidar su amor: elinfant terrible, el pinot noir, y todas sus manifestaciones por las más diversas regiones del país, especialmente en Alto Adige. Hubo un momento para las palabras de gloria para los ganadores, y un tiempo para que los paladares glorificaran sus sentidos del gusto y la belleza con una degustación final de todos los vinos nominados. El vino representa una síntesis, nunca semejante, entre el hombre y la naturaleza. Y, muy a menudo donde encontramos un buen vino encontramos buena mesa, y la gente extraña y apasionada que lo ha creado. Éstas personas son un buen principio para comenzar el búsqueda de la verdad.
(*) Lorenzo Pansani vive en la Toscana, donde obtuvo en 2005 su título de sommelier ( de la AIS - Italian Sommelier Association, Delegación de Arezzo en WSA - World Sommelier Association). Después de visitar Chile por primera vez en el año 2007, comenzó la importación a Italia de una selección de nuestros vinos, dando vida a Winenot Chile con su socio chileno www.vinicileni.it. Lorenzo da clases sobre vino chileno en la AIS de la Toscana y colabora en sus publicaciones, también escribe en su propio blog sobre vinos y comidas del mundo "sfiziodivino".
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Nuestro columnista toscano, nos habla de los mejores vinos de Italia y extranjeros, según el Internacional Wine Awards´- Rome 2009, mejor conocido como el Oscar del vino.
Por Lorenzo Pansani, desde Roma(*)
La maravillosa opera “Divinidad” da nombre a cada una de las categorías de vinos ganadoras entregada durante la más importante competencia de vinos en Italia, The Internacional Wine Awards´- Rome, mejor conocida como el gran Oscar del vino. En este importante evento, son los votos de los profesionales del rubro vitivinícola los que empujan a un vino hasta la gran final, como nominados, para que sean luego los organizadores (algo así como la “Academia”) los que hagan el conteo final. La ocasión es ¡estratégica! De hecho su relevancia en los medios de comunicación, periódicos y televisión, es superior en importancia a cualquier otro evento de vinos. ¡Y único! porque el ganador se lo lleva todo, al igual que en los Oscar’s del cine. Roma es una ciudad perfecta para grandes eventos como éste. Entrega su belleza en cada esquina y continuamente presenta ocasiones para disfrutar las tradiciones culinarias, incluso aunque hoy más una mezcla de miles de culturas. Pero no hay paz cuando tienes dos días en ella, durante The Internacional Wine Award’s Rome 2009. Entonces, es tiempo de correr rápido, mientras lo que deseas es parar para ver, tocar y probarlo todo. El lugar de encuentro es el Cavalieri Hilton Theatre, una ventana sobre San Pietro (foto 2). Todos amarán estar allí y los snobs no serán de seguro los nominados. Son 11 categorías para vinos; para el mejor sommelier, la mejor carta de vinos y el reconocimiento del gran jurado. Valga destacar que en la categoría “Mejor vino extranjero”, por primea vez fue nominado un vino chileno: el Viu Manent Malbec Reserva 2007 del valle de Colchagua. Su reto sería enfrentar a dos monstruos, como el Riesling alemán de Joh Jos. Prüm 2002 y el Champagne S (Salon) Delamotte 1997. La Toscaza resultó ser la región con más premios, pero hubo muchos contrastes entre los nominados. Filosofías que delinear, períodos dispares de tendencias y gustos, donde la búsqueda por lo simple, pequeño y tradicional se enfrentó a la necesidad de grandes productores por encontrar sus espacios exclusivos dentro del mercado internacional. “El mejor vino blanco” fue Terre Alte de Livio Felluga, un productor histórico del Friuli, al noreste de Italia. El vino es una mezcla de friulano (ex tocai friulano) fermentado en madera, con pinot bianco y sauvignon blanc, ambos fermentados en acero. Éste es de esos vinos que logran mezclar la experiencia de generaciones tras generaciones con amor a la tierra y la complejidad junto con un fácil beber; en definitiva un buen compromiso para cada ocasión especial.
“El mejor rosado” fue Il Rogito 2006, de la comuna de Rionero in Vulture. Su cepa es Agliánico, plantada en las faldas del volcán Vulture, región de Basilicata, al sur de Italia. Este vino de la bodega (cantina) Notaio fue macerado dos días y luego criado 12 meses en barricas de tercer uso. Los rosados están poco a poco entrando cada vez más en el cómo los italianos enfrentan el maridaje con la comida. Antes considerado siempre como un “no vino”, ahora los podemos encontrar en menús en alianza con aperitivos, entradas, salames y tanto con productos del mar más elaborados hasta carnes blancas suaves. Este vino rosado toma toda su gracia de la cepa agliánico, tal vez la cepa italiana más internacional. Con pieles gruesas, taninos redondos y buena frescura, es multi facética y con gran personalidad, gracias a la mineralidad de los suelos alrededor del volcán Vulture (al igual que en la Campinia, no lejos de Nápoles -Taurasi DOCG-) lo que le aporta también fuerza y fruta profunda a los tintos de agliánico. Hoy, esta variedad también junto con Nero d’Avola representa una nueva oportunidad para que las bodegas del sur de Italia sean propuestas como alternativas de gran cuerpo, tan apreciadas en los mercados del norte de Europa y Rusia. El título de “Mejor tinto” fue para la mezcla Vigna d’Alceo 2005 (85% cabernet sauvignon, 15% petit verdot) de la bodega toscana Castello di Rampolla. Su consultor es Giacomo Tachis, el mismo del famoso súper toscazo Sassicaia. Los nostálgicos hubieran preferido un Sangiovese Chianti Classico en ese primer lugar, pero este fue un reconocimiento a la calidad que Italia puede ofrecer, cuando la filosofía biodinámica y bio se unen a la tecnología (algo de muy de moda, claro que cuando es posible). Sin embargo, los sangioveses sí tuvieron su revancha, ello gracias al Pian del Ciampolo, de la bodega Montevertine (creadora de otro mítico vino Chianti, 100% sangiovese, Pegole Torte). Pian del Ciampolo –con un pequeño porcentaje de canaiolo- fue premiado como “La mejor compra”. Este premio muestra como los vinos de tradicional factura y uvas nativas italianas están nuevamente emergiendo como buenas oportunidades de compra. El mundo del vino es tan rico y siempre moviéndose, y en períodos de crisis tal vez es más evidentes la brecha entre aquellas personas que vuelven a las tradiciones y aquellos que continúan sin descanso buscando cosas nuevas. Representando justamente lo nuevo estuvo el ganador del premio al “Mejor espumante”: Cà del Bosco Cuvèe Anamaría Clementi 2001, de Franciacorta, región de Lombardía, al norte de Italia. El chardonnay, más que otra cepas, fue la responsable de que se cumpliera este pequeño milagro de espumante italiano, nacido en una región que, además de ser muy joven, produce muy poco vino, pero que tiene una visión de marketing excelente. La zona está ganando notoriedad y se estima que competirá algún día con los grandes champagnes. ¡Ok! todavía estamos lejos de los íconos de Champagne, pero los espumantes de Franciacorta han comenzado su camino con uvas de mucha azúcar que entregan gran volumen en boca, debido a su clima más cálido que en Champagne. Y como resultado, además de excitantes, envuelven la boca desde el primer beso de la copa. Para entender bien a qué me refiero, deberían probar los vinos base de esta región. Por un lado pueden ser buenos vinos de mesa frutosos y por otro muy fáciles y frescos de beber, además de intomables por su muy alta acidez y salinidad mineral. Dejo a su imaginación volar, pero recordando que un vino elaborado con el método tradicional (champenoise) no puede ser definido como un vino, sino como un invento de la humanidad para combatir la adversidad de las condiciones climáticas de una región.
Hablando de espumantes, fue precisamente un Champagne extremo el que ganó la categoría “Mejor vino extranjero”. Me refiero al S (Salon), elaborado por la casa Delamotte a partir de uvas del mítico Cru Mesnil, un viñedo cuyo pueblo fue construido a su alrededor para no destruir su singularidad. S, el vino más famoso de este Cru, junto con Clos du Mesnil de Krug, reposa diez años sobre sus lías, de allí que este año estamos disfrutando recién su cosecha 1997. Efectivamente, no todos los años sale al mercado, es así como está es una de las 37 añadas que han sido embotellas de un total de 100, que ha producido su casa. Nada está escrito, pero pruébenla si tienen la oportunidad de conseguir una de sus botellas y, claro, si tienen el dinero que vale (cerca de 230 euros); prometo que aprenderán el significado de “¡nunca parar de beber más y más!”. La elección del “Mejor vino extranjero” pudo haber sido el momento para el malbec chileno, cierto, pero sin duda su verdadera victoria fue el haber estado compitiendo hombro a hombro por la categoría con otro vino mítico. El gran potencial de esta fantástica tierra, Chile, creo que será cada vez mayor, mientras toda su cultura del vino sea más conocida y apreciada. Porque el vino en solitario no es nada; necesita convertirse en el corazón de eventos familiares, de emociones, en un catalizador y amigo discreto de los chilenos. He visto en los últimos tres años un gran crecimiento del vino chileno en los menús de restaurantes italianos y europeos, éste es sólo el comienzo. Pero deben comenzar por creerse vuestro mito por casa, para que otros los sigan y sientan lo mismo. Otros premios entregados, incluyeron el de ”Enólogo del año” a Donato Lanati, quien ha sido definido como un científico antes que un enólogo, debido a sus estudios, reconocidos en todo el mundo sobre diferentes cepajes, en especial por el proyecto Enosis Meraviglia, un laboratorio moderno construido en una antigua granja donde el estudio de los secretos más ocultos de las cepas en diferentes terroirs alcanza el cielo. Donato se ha convertido en los últimos años en consultor y un promotor empedernido de las cepas de Piamonte, la nebbiolo y barbera; del noreste como gaglioppo (DOC Ciro) y greco di bianco (DOC Melissa) de la región de Calabria, al sur de Italia; sin olvidar su amor: elinfant terrible, el pinot noir, y todas sus manifestaciones por las más diversas regiones del país, especialmente en Alto Adige. Hubo un momento para las palabras de gloria para los ganadores, y un tiempo para que los paladares glorificaran sus sentidos del gusto y la belleza con una degustación final de todos los vinos nominados. El vino representa una síntesis, nunca semejante, entre el hombre y la naturaleza. Y, muy a menudo donde encontramos un buen vino encontramos buena mesa, y la gente extraña y apasionada que lo ha creado. Éstas personas son un buen principio para comenzar el búsqueda de la verdad.
(*) Lorenzo Pansani vive en la Toscana, donde obtuvo en 2005 su título de sommelier ( de la AIS - Italian Sommelier Association, Delegación de Arezzo en WSA - World Sommelier Association). Después de visitar Chile por primera vez en el año 2007, comenzó la importación a Italia de una selección de nuestros vinos, dando vida a Winenot Chile con su socio chileno www.vinicileni.it. Lorenzo da clases sobre vino chileno en la AIS de la Toscana y colabora en sus publicaciones, también escribe en su propio blog sobre vinos y comidas del mundo "sfiziodivino".
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